CONFESIONARIOS DE UNA NAVE ESPACIAL.

CUANDO TE VENGAN CON UN CHISTE, HAY QUE HACER TRES FILTROS, SEGÚN SOCRATES, EX-CENTROCAMPISTA DE LA SELELCCION BRASIL: PRIMERO QUE EL CHISTE SEA BUENO, SINO NO LO CUENTES; SEGUNDO, QUE EL CHISTE NO SEA TRILLADO, O RECIBIRAS UNA TRILLA Y TERCERO...SÍGUELO, QUE PAREZCA UN ACCIDENTE.
MARIO PUZZO


jueves, 6 de mayo de 2010

SI ANTANAS HUBIESE TENIDO HEMORROIDES

Cada vez que termino una novela del célebre escritor ruso Isaac Asimov se me conmueve el extraterrestre que tengo por dentro. Ese mismo nibelungo que ronda en mis subterfugios dérmicos comienza a elucubrar y descalabrar conceptos.
Andrew Harlan, es el protagonista de “El Fin de la eternidad”, de Asimov y se mueve entre dos parámetros: el CMN (Cambio mínimo necesario) y el RMD (Resultado máximo deseado), que en conceptos einstenianos se podrían resumir en parpadeos de agujeros negros o acaso en par de pujos de dos esfínteres cósmicos a punto de crear un nuevo universo, para retomar también un poco el elevado lenguaje “mockusiano”, que jamás de entenderse ano positivo de Mockus.
Harlan es un viajero del tiempo encargado de alterarlo con un cambio mínimo necesario para llegar al resultado máximo deseado. A nivel de ejemplo: si Harlan es enviado al búnker para salvar a Hitler en el momento en que el triunfo de los aliados era inminente, se produciría un cambio mínimo necesario en el hilo del tiempo y la historia, aunque no supiéramos cual hubiese sido el resultado. Depende de quien enviaba a Harlan para obtener el resultado máximo deseado.
En cambio si Juan Manuel Santos, tuviera en sus manos manejar la máquina del tiempo y enviar a un Harlan hasta las épocas en que Antanas era rector de la Universidad Nacional, no dudaría en realizar un cambio mínimo necesario para obtener un resultado máximo deseado, al menos en este momento histórico en que a pesar de manipulación de información y de encuestas, Mockus lo supera en las mismas, superando el margen de error, prácticamente convirtiéndose virtualmente en el nuevo presidente de los colombianos. Lo repito, simplemente son elucubraciones de un nibelungo.
Imaginemos entonces, que para ese tiempo en que el profesor Mockus se dirigía a un bullicioso auditorio en la Universidad Nacional que lo abucheaba por su autoritarismo y por su desdén ante el reclamo que le hacían los estudiantes por la privatización de la Universidad pública, éste hubiese tenido una hemorroides de esas descomunales que necesitaban con urgencia la llegada de unas manos enguantadas de látex empuñando un bisturí. (Ya sabemos que en verdad, el que tuvo hemorroides de los tres tenores era Lucho Garzón y en su caso tuvo que mostrar su trasero en privado a los galenos que lo intervinieron de tan engorrosa molestia).
¿Cuál hubiese sido la reacción del auditorio?, ¿Hubiese sentido asco o simplemente se habría reído en un carcajón estruendoso al mirar los grotescos colgajos asomando entre las níveas y pecosas nalgas del matemático? ¿Habría tenido el mismo alcance simbólico que pretendía el profesor Mockus?, o por el contrario, ¿el profesor habría terminado mucho más irritado que sus propias hemorroides?.
En las probabilidades hipotéticas, quizá Mockus no hubiera sido alcalde de Bogotá, quizá no hubiera podido casarse encima de un elefante porque la irritación de aquella intempestiva vena rectal lo hubiera imposibilitado por la aspereza del lomo del paquidermo, animal que bien hubiera podido ser el mismo paquidermo que entró a hurtadillas al palacio de Nariño en el reinado de Ernesto Primero.
Quizá hubiera sido un jubilado mas, matemático incomprendido que habría preferido seguir metiéndose su varillo en los predios del Jardín de Freud de la Nacho, espacio que él había permitido consolidarse como una zona franca o acaso aeropuerto alterno para quienes quisieran despegar con combustible canábico en sus ratos de ocio.
Tampoco quiero pensar en la posibilidad de que Garavito hubiera estado en la primera fila del auditorio aquella vez en la Nacho....lo reafirmo, son elucubraciones de un nibelungo. Quizá Garavito hubiese experimentado una extraña y perversa catarsis al mirar un culo lituano tan ofrecido en sacrificio. En síntesis el culo de Mockus hubiera sido un cachetón mas, blanco, pecoso, dejando asomar sus rojizos pelos, pero a fin de cuentas culo intrascendente.
Pero la realidad es otra, y Juan Manuel no tiene la mínima posibilidad de recurrir a un Andrew Harlan para cambiar la historia. Antanas va a ser presidente de Colombia, gústeles o no, a los ultraderecha y a los mamertos que pretenden descalificarlo. En mi caso votaré por él, porque es limpio y plantea una posibilidad real de dar un paso adelante en el manejo transparente del erario público y así se disguste Amparo Grisales o Andrea Rincón, para bien o para mal, Antanas se ha ganado el honor de tener el culo más célebre de la historia de Colombia.

Daniel Olarte Mutis
29 de Abril de 2010.

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