CONFESIONARIOS DE UNA NAVE ESPACIAL.

CUANDO TE VENGAN CON UN CHISTE, HAY QUE HACER TRES FILTROS, SEGÚN SOCRATES, EX-CENTROCAMPISTA DE LA SELELCCION BRASIL: PRIMERO QUE EL CHISTE SEA BUENO, SINO NO LO CUENTES; SEGUNDO, QUE EL CHISTE NO SEA TRILLADO, O RECIBIRAS UNA TRILLA Y TERCERO...SÍGUELO, QUE PAREZCA UN ACCIDENTE.
MARIO PUZZO


lunes, 5 de abril de 2010

ME ANIME A SALIR DEL CLOSET.

Lo primero que pensé fue en mis hijos: que les diré, con qué cara voy a enfrentarlos después de haberles dado una férrea educación fundada en principios de moral y de buenas costumbres, luego de haberlos regañado y reprendido cuando noté que se iban a descarrilar; después pensé en mi esposa: que le diré a Claudia, después de tantos amaneceres juntos, de haberle profesado amor, de mirarla cara a cara todas las mañanas, de sentir su piel, su sonrisa, su olor, sus suaves palabras al amanecer, su mirada mientras desayunamos juntos, sus manos acariciando mi cara.
Resultaba inevitable que en seguida se me vinieran imágenes de todos los vecinos del edificio: Joaquín, quien siempre pensó que yo era el prototipo de hombre que encarnaba la honestidad y la transparencia; Carlos, quien me considera que he sido el mejor mediocampista del equipo de fútbol del edificio, y que dentro y fuera de la cancha he sido siempre ante todo un hombre a carta cabal; La señora Eulalia, mi empleada doméstica para quien soy el ícono, de lo que debe representar un hombre nuevo, un hombre de hogar, respetuoso y solidario con todo el mundo, un hombre que pregona sinceridad en sus palabras, que no le mentiría a nadie.
Por último pensé en mis padres: mi mamá, un gran manojo de virtudes, de una educación impecable, que me infundió confianza para que yo pudiera siempre depositar en ella mis secretos, una mujer que con su dulzura construyó en mí una fortaleza inexpugnable. Y por último mi papá, un hombre intachable, de igual férrea educación, de incontables buenos ejemplos. Como mirarlo de frente después de esta decisión. Sé que me sentiré avergonzado con él todo el resto de mi vida y no me lo perdonaré, pero esta decisión resulta inaplazable. Ya no puedo seguir en esta atmósfera de oscuridad, incertidumbre y desasosiego. Soy consciente que se formará un tremendo alboroto y mi vida cambiará. Todos se darán cuenta que no soy el hombre que les he demostrado ser, que he fingido ser. Resulta doloroso, sin embargo considero que es un acto de valentía, porque todos los hombres no tienen los cojones suficientes para tomar esta decisión, porque preferirán seguir en ese silencio desolador, en esa oscura soledad llena de oprobio, con olor de naftalina.
Es hora de hacerlo, la suerte está echada, ni un paso atrás, voy a salir del Clóset. Mi mano se desliza hasta el picaporte mientras pienso en hilar las palabras que utilizaré para enfrentar a quien debo enfrentar. Los oigo, se que están discutiendo, y en este momento él le increpa su rubor. Ella le responde que está con un poco de fiebre, él no le cree y la grita. Yo miro los hilillos de luz entrar a este clóset oscuro, donde me contemplo de reojo en el espejo, desnudo, patético, flaco, desgarbado, como amante furtivo en medio de trajes de paño. Salto y salgo, enfrento, tomo mi ropa y digo: perdón, perdón, perdón. Corro despavorido hacia la puerta del apartamento y mientras trato de colocarme el calzoncillo, siento el aliento calcinante y furioso del marido de Raquel en mi nuca.....donde me agarre me mata. Qué pena, que dirán los vecinos, que dirán mis hijos, mi esposa, mi mamá, mi papá. De todos modos es un acto de valentía o no?
DANIEL OLARTE MUTIS. Abril 5 de 2010

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